Camina, movete! para que mi esclavo siga mis huellas, con una cadena que conecta mi talón a su cuello. Siempre tensa! Ordo. Un CEO no tiene tiempo para perder, un CEO está acostumbrado a mandar. Yo me siento y me hago cómoda, con mis pies reclinados en el escritorio. Ordo a él para quitarme los lujos zapatos que uso, y agito mis soles frente a su frente, le digo con sensualidad y autoridad: Lamber!. El esclavo comienza entonces a adorar mis pies. Lamberlos, besarlos, sucionar sus dedos. Está siempre atado a mi talón, es mi propiedad y sabía que debe obedecer si no quiere tener consecuencias en el trabajo. Además disfruto burlándome de él, agarrando la cadena con mis dedos y tirando de su cuello. Noto que toma placer en esta tarea, en servir a una mujer hermosa como yo. Así que le digo que la parte superior de los pies le faltará para adorarlos. Parece vibrar de deseo. Sonrío asombrado por haberle engañado y le digo que lo concederé en otra ocasión. Tal vez Por ahora, acúcurrate!