Nuestra amiga y yo somos muy sensuales vestidas con medias transparentes que resaltan nuestras largas piernas y decolletes manchados. Aproximamos al esclavo que está tendido en el suelo y esperando nuestro tratamiento. Aún no sabe que mientras Yo trampilo a él, Maya lo masturba para que cumpla. Vamos a empezar a trampilarlo juntas. Las talas hunden y él gemete. Cuando los primeros signos aparecen, decidí tormentear su pene. Se excita, y luego detengo. Sigamos trampilándolo. Descalzamos y, con sus pies cubiertos, mi amiga pisa su cara mientras yo me masturbo a él con mis manos y pies. Sus gemidos son de dolor y de placer y siento que está a punto de disfrutar. Detengo. Nuestro juego sadista no ha terminado aún. Volvemos a poner nuestras talas y ahora, mientras yo trampilo a él, Maya masturba a él con la sola de su zapato. Este almohadillo está cada vez más agotado, para él es un doble sufrimiento. Salgo, tomo su pene y me masturbo a él con ambas manos y pies mientras mi amiga lo pisa. Alcanza la orgasmo en mis pies con talas en la carne, entre gemidos de placer y dolor y mi exclamación: el apoteosis!