Hoy tengo algunas zapatillas realmente peligrosas, no solo tienen tacones afilados sino que la zapatilla está completamente cubierta de muy agudas agujas. Mi esclavo tendrá que ser preciso en cómo se mueve bajo mi paso o su carne corre el riesgo de ser arrancada… Subome me ayudando de una barra colgada del techo, camino de cabeza hacia abajo sobre su pecho y abdomen y inmediatamente comienzan a ver marcas bien. Está todo hundido y piteado y pide misericordia, pero solo le doy cortos descansos. Al tercer pedido me permite quitarme sus zapatillas, pero esto ciertamente no termina allí y mis pies descalzos no menos lastimarán. De hecho, ahora puedo correr y saltar y, al tercer pedido, él pide misericordia, pero solo pararé antes de que me aleje…