Mi amiga transgénero Andreia y yo capturamos a un enano y lo metimos en una jaula. Recordando su captura y sonriendo, Andreia dice que quiere divertirse contigo. Yo también no estoy en piel y así voy a tomarlo en cuenta. Abro la puerta y le saco el collar, pero se resiste. Está asustado de nosotros. Insisto y le amenazo diciéndole que podría cortarle la garganta con mi fuerza. Asustado sale. Miramos a nosotros. Somos Gigantesas y él es solo un homunculo. Quito el collar y él comienza a huir inmediatamente. Uno de nuestos pasos es diez de sus! Comenzamos a usarlo como juguete, burlándonos de su pequeña estatura y orgullosas de nuestra grandeza y superioridad. Hacemos que esté de pie, arrodillado y finalmente tendido. Cuando está de pie, lo podemos usar como apoyo colocando nuestras brazos en esa cabeza baldía. Hahaha sale de nuestras senos. Cuando está en rodillas nos hacemos ser su boca de quiebra siempre como un signo de humillación. Cuando camina, nos asusta con nuestros pies y tacones, así como con toda nuestra físicidad. Desde allí vemos aún más enormes a nosotros y a él aún más pequeño. Cuando estamos cansadas decidimos usarlo como mesa, sentándonos encima y quedándonos allí tan largo como querramos, sufriendo bajo nuestra peso…