Despues de tanto dolor, es hora de darle un poco de placer a mi esclavo, claro, de mi manera … Está tendido en el suelo esperando, yo me acerco y abro el zipper que cubre sus genitales mostrando un pantalón ridículo y muy apretado. Dejo que tome mis zapatos y deja que intente adivinar que serán mis piezas las que le darán felicidad hoy. Sus grandes y durísimos tetas se mantienen tensos gracias a dos clips conectados por una cadena que puedo tirar a voluntad. Me siento cómodamente y comienzo a tocar su ya erecto pene con las solas de mis pies. La felicidad tiene que subir lentamente, comienzo suavemente y luego con ambas piezas, me lubrico primero con mi saliva y luego con el aceite y cada vez que lo hago, también estimulo sus tetas con ambas manos y pies. Está más y más excitado, siento lo que queda entre mis pies pero antes de terminarlo tengo una idea: saco una correa y la ato a los clips de sus tetas. Ahora puedo estimular sus tetas cómodamente mientras mis pies terminan el trabajo: quiero verlo eyaculár y vaciar sus bolas en mis pequeñas piezas: