Kaito sintió un poco de dolor en el vientre al llenarlo tan abundantemente de enema. Al principio temió que iban a sobrelllenarlo demasiado y perdía el control. Poco supo ella que lo deseaban exactamente para perder el control. Chirió al sentirse su recto expandirse un poco, y su anus se abrió para liberar un poderoso flujo de líquido de heces que llenó el gran recipiente. La habitación se llenó del olor de sus intestinos, y los maestros se asombraron de la potencia del culo para cubrir todo con un jugo de heces marrón.