Mi esposa no es una casaquiera ordinaria. Si, limpia la casa y cocina para mí, pero sus servicios no terminan allí. Tengo una fetichismo por las heces y mi esposa dedicada y leal asegura que atiende esa necesidad. Una vez después de una cena grande, se dobla sobre la mesa para que te puedas vertear su anus, preparándolo para la gran descarga. Pocos minutos después, sale su heces, todo sufrío y caluroso, exactamente cómo me gusta. Ella se levanta entonces y me regana arriba con su orina.