Para un esclavo de inodoro bien entrenado, nada es imposible, él traga todo, absolutamente todo. Es por eso que hoy tendrá una comida especial, que prepararé para él, pero no en la cocina, sino directamente del culo. Será el mayor honor, comerse todo lo que digiero. Quiero que no se desperdicie ni una sola partícula de mi mierda. Tan pronto como se acueste bajo mi silla del inodoro, le ordenaré que abra la boca y la llene con mi deliciosa mierda cremosa, si no se traga todo a la vez, el cepillo del inodoro volverá a estar en movimiento. No me importa su náusea, él sabe que no está permitido vomitar, si tiene dificultades para comer, se quedará allí hasta que trague todo, hasta el último bocado.