Mi esclavo marido estaba de pie en el balcon y fumando. Yo me acercé quieta y puse mi grande vibrador anal a su anus húmedo, lo penetré en un solo movimiento. Estiré el anus de esclavo a tal tamaño que ahora puedo fistear y follarlo en cualquier lugar que quiera. Realmente me gusta. Tanta tela jugosa y accesible del esclavo es mi fetiche y no pararé.