Hoy en día, primero intenté empujar, tratando de sacar el plug de hecesas duras de mi intestino. Luego me senté y esperé a que el heceso semiblando subiera. Al sentirme empapado, ya pensé en todo, con el alivio que me traía, pero no. Después de cinco minutos, me encontré atorada y deseaba defecar. No tenía tiempo para correr a ningún lugar y defecé en el piso, en el centro de la habitación. ¡Qué alegría! ¡Sólo ahora tengo que limpiar todo el heceso con las manos.