FIESTA MEGA DE HECE:

Soy el empleado más fortunate del mundo, pues soy el único baño en todo el edificio. Llegan hermosas mujeres todos los días, ofreciéndome sus preciosas gluteos, sus estrechas anus que se abren como flores todo el día para darme sus dulces regalos que vienen en rollos y trozos de chocolate. Una de ellas se levanta después de dejar un cuarto de yardas de barro amarillo que tenía un fuerte olor a pescado. Otra tenía una consistencia sexualmente atractiva, que se podía jugar todo el día porque no se descomponía rápidamente, simplemente se extendía como mantequilla propia. La última fue especial: le permití verla usar un nuevo enema sexy que tenía en su bolsa. Le permitió ver el precioso líquido de su anus fluir por su mano y bajar hasta mi garganta esperanzada.

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