La blusa y las manos de la amoestras están ahora cubiertas de vómito fetidito, y hay trozos de él por todas partes, pequeños trozos amarillentos y carne que comió la noche pasada. El vómito se introduce directamente en un recipiente y ella mezcla el recipiente con gracia, porque es un regalo que debe ser respetado. Danno observa cómo el vómito puro acumula en el recipiente, y abre la boca para ingerirlo. El vómito quema su boca y garganta. Él mantiene el vómito abajo antes de insertar dos dedos en la boca para regurgitar. La amoestra sonríe y se acoya sobre un vaso de vidrio, para dar a Danno su orina salada para beber y lavarlo todo por el orificio.