Una sirvienta inútil es arrastrada a la recámara de su amo. Ha desobedecido a su amo en demasiadas ocasiones y ha demostrado ser indigna de seguir trabajando como sirvienta. Su brutal amo le arranca la ropa a la sumisa mujer y la empuja al suelo. Si no puede servirlo adecuadamente como sirvienta, quizás sería mejor como inodoro humano. Las lamentos de la mujer patética son ignorados mientras su amo limpia sus pies sucios en la cara de su inodoro humano. La inodoro humano de su amo es jalada de sus cabellos y utilizada como un orinal mientras su amo riega su cara repugnada con su orina vaporosa y apestosa antes de arrastrarla a su plato principal.
El implacable amo se sienta encima de la cara de su sirvienta indefensa y la penetra rápidamente hasta que, sin previo aviso, escupe una gran carga de semen caliente y pegajoso en su boca. Adecuadamente preparada, la cruel amo se sienta encima de su tensa inodoro, el ojete apretado mirándola fijamente, antes de abrirse y manchar la cara de la mujer con una babosa masa de lodo, manchándole la cara con heces.