Soy siempre partidario de una dieta equilibrada. Mi esclava de inodoro come productos vegetales, frutas, verduras, pero claro, con heces. Al principio, le resultó difícil adaptarse a esta nueva dieta. Pero la regularidad y la constancia hacen su trabajo. Cada vez, empezó a comer heces con más voluntad y disfrutarlas. Ahora es mi inodoro, mi comensal de heces.