En esta ocasión, una enfermera personal acordó con la petición especial de su paciente: una sesión sucia en el lecho hospitalario. Desde que la enfermera personal quito toda su ropa, comenzó a colocar sus gluteos cerca de la boca del paciente. A medida que empezaba a defecar, la enfermera personal colocaba sucesivas heces sucias y desprolijas sobre el cuerpo del paciente. El paciente se encontraba sobrecogido por el olor desagradable que salía de las heces marrones. Más tarde, la enfermera personal comenzó a ingerir trozos de heces, masticándolos lentamente antes de deglutirlos. Ahora que su boca estaba llena de heces, comenzó a darle a su cliente una sucia ejecución oral.