Tenía que ir al baño urgente; mi heces estaban a punto de salir y tenía que subirlas rápido. Al llegar, estaba justo a tiempo; el baño humano ya estaba allí, sus bocas abiertas e impatientes para mi cargamento desagradable. Me senté encima de la boca y empuje clumpas de hacedas sucias y olorosas, que caían rápidamente en sus aguas. Vi con alegría cómo trituraba y comía con entusiasmo mis heces.
¿Qué una visión desagradable!