Una doctora con problemas de estreñimiento ha estado lidiando todo el día con dolores de estómago en el trabajo. Agotada de soportarlo, la mujer decide liberar su materia fecal lo antes posible. El problema es que tiene una agenda llena de pacientes! Afortunadamente para ella, un hombre débil entra en su consultorio. Mientras le hace preguntas, los ojos del pervertido no se desvían de sus senos ni un solo instante. La doctora, aprovechándose de su situación, decide engañar a su paciente desprevenido con la promesa de un buen rato, con la única intención de que su patético culo pervertido se convierta en un desatascador anal para su propósito. Ella comienza a besar y chupar suavemente su pene, antes de desvestirse sensualmente mientras él se masturba furiosamente a su lado. La mujer calculadora cabalga al hombre sin contemplaciones y afloja toda la tensión en su estómago hasta que puede sentir una ola abrumadora a punto de salir de su recto. De repente, se levanta de la polla de su paciente y su estrecho ano y vagina se abren como una presa rota, dejando escapar un chorro de musgo espeso que cae sobre el patético hombre. La doctora, aliviada y retorcida, se ríe al ver la expresión sin palabras del hombre.