Aquel solo haber comido la primera montaña de heces para la señora Kimi, el estómago le reportó inmediatamente la necesidad de una boca de inodoro limpia. La esclava del inodoro tiene más trabajo por hacer esta mañana. La señora Kimi orina sin retraso su orina matutina en la boca de su esclava y luego deposita una larga y suave pila oscura de heces en su boca, que se llena gradualmente. También debe comer esta pila de heces. Las señoras Domi y Kimi están salivando. Domi también tiene que vomitar por el olor de las heces de Kimi.