Arrastrada hasta el cuarto por el cabello, Yara sigue atrevidiéndose a agarrar a Medea. Sorprendida, Medea la fija con correas en los vigas de madera del techo.
Medea juega con Yara y le da algunos golpes con la mano en el trasero. En esta situación impotente, sin embargo, las fantasías de Yara no desaparecen aún. Se aprovecha de cada oportunidad para acercarse a la maestra sin permiso y incluso intenta deslizarse contra la pierna de Medea. Por esto, recibe diez golpes con la látigo. Son más intensos de lo esperado.
Libre de nuevo, la dominatrix informa sobre esta primera experiencia. Siente que es una enriquecedora poder ponerse mejor en el lugar de su esclavo.