Doble regalo por la esclava de los servicios de baño. Hoy las damas fueron muy generosas y me alimentaron de sus delicidades. La primera me saddeló Cristina, me obligó poderosamente a ingerir su montón con la boca y el rostro y me mantuvo apretado con su elástica figura. La heces me salió por la nariz y los ojos, pero Cristina me saddeló hasta el final. Después de usarla, Cristina me lavó y la entregó a Yana. Yana me llenó la boca con una heces açidica-dulce y me saddeló. Al final, Yana me ordenó limpiar lamerlas restos de heces de su figura.