Mis dos esclavas de inodoro han finalmente conocido. Al principio, estaban tímidas, reacias a tocarse el uno al otro. Como si no creyeran ser reales, que ambas fueran putas sucias de inodoro. Pero a medida que se relajaban y se comunicaban libremente, se acostumbraron el uno al otro. Despues de sexo sucio, fiesta escatologica, los conduje ambos a la bañera y coloco cada uno el otro enemas. Se metieron el tubo en el ano el uno al otro y jets de agua sucia con heces volaron sobre ellas, mientras se encontraban de espaldas y pechos. Hicieron caras, se posaron, disfrutaron de su perversión. Se limpiaron, se lavaron la heces, se untaron el cuerpo el uno al otro, disfrutaron de tocar. Suave, jabonosa, pero con rostros sucios cubiertos de heces, sonríeron y reirón felizmente. Hasta el último momento, no quisieron lavarse los rostros, les gustaba que sus rostros estaban cubiertos de heces, que podían oler heces. Era tan erótico, tan sexy. Yo solo me agotaba de deseo y excitacion mirando a estas sucias