A veces, su marido necesita recordárselo y en esta ocasión es una de ellas. Ella sube su falda y quita sus calzas, luego le señala que se meta la cara entre sus piernas. Obedientemente, él se inclina y comienza a trabajar, comiendo su púbis justo a su gusto. Se prepara para más, especialmente la comida de vomito que va a recibir unos minutos después.