Mmm… cómo falté por el sucio y fecal minet. Avidamente me abalanzé sobre el sucio pene de mi esposo después de que hubiese defecado en mi boca. La heces en mi boca por sus fricciones se amasan en una sucia mezcla. El sabor me alcanza a todos mis receptores, cubre mi boca completamente y enflama más y me encanta. Es en este momento que me di cuenta de cuán perversa y avidamente deseo la heces. Solo después de una larga pausa me doy cuenta de cuánto me depende y cómo me gusta.