Mi esclavo de retrete humano no quiere seguir siendo mi retrete, me suplica que no lo utilice más como ayer… por supuesto, esto me excita aún más, así que hoy he decidido asegurarme de que engulla todo al empujar mi popó con guantes en su garganta. Sí, ¡le pateo los testículos y le fuerzo a comer mi popó! ¡Le hago un masaje con los pies y las manos como recompensa cuando termina con este desayuno asqueroso! Este video es tan caliente que cuando lo edito, acabo dos veces… ¿cuántas veces puedes acabar tú mientras lo ves, perdedor? Sigue mis enlaces y cuéntamelo.