Ya está listo para mi comedero de heces, es hora de otroas pruebas… Decidí retomar la lección, lo saqué al baño. Está dispuesto para un pequeño sorpresa! Una gran y olorosa montaña de heces, y él la comerá directamente del inodoro! Atrincherándolo frente al inodoro y haciéndolo comer una turba olorosa, finalmente lo rompí. Recogió la heces con sus manos y comió, renuente, pero no se atrevió a contradecir hasta que comió todo y yo le sumergí la cabeza en el inodoro. Ahora es su lugar! Ahora este tonto y el magro del inodoro son mis inodoros para siempre!