Chika disfruta esperar hasta el último momento antes de correr al baño hacer sus negocios. Voy observándola desde fuera, casi no logro bajarle sus pantalones suciosas (se ha defecado en ellas de nuevo) y colocándose su redonda culo encima de mi cara. Me encanta su culo de corazón, pero la verdadera joya está en el centro: su gloriosa glándula anal. Un hombre podría caber una mano allí y fácilmente expulsar una hecesa del tamaño de una perrita. Chika disfruta dar a luz a perritas de heces. Pero hoy, la cabeza masiva de su heces muestra que está a punto de dar a luz a un ANACONDA amarillo, una cosa fetida que olería a yogurt podrido y carnes podridas. Su fartito cubre todo el baño, y siento el aire para su perfección. Ella ardilla antes de empujar fuera la gran heces amarilla de sus intestinos. La heces succede al tocar, antes de rodarle sucamosamente por mi cara y hasta mi boca.