Un especimen bastante valiente… no un negocio de media calidad. Yo, Miss Amy y él nos cruzamos justo a tiempo como acordados cerca de una gran calle en una ciudad densa, donde él nos trajo una buena ofrenda en efectivo. Mientras se arrodilla en el pavimento frente a todos los coches circulantes, nosotros le damos este tonto perdedor sus palmos merecidos en la cara, y puedes escuchar el sonido de las palmas en las paredes ;-). Miss Amy lo utiliza como su aserradero vitalicio y se sumite como un perdedor! Tan abjecto… Su boca se convierte en nuestro espoón personal, pero no nos detenemos mucho, pues tenemos una decadente cena preparada de todos sus recursos ahora! Adiós, perdedor!