Como parte de mi iniciación en el frat, tengo que soportar las desagradables bromas que harán las chicas de la hermandad. Resulta que ellas tienen una afición por urinar sobre los neofitos, una que secretamente disfruto igual. Así que no protesté cuando me desnudaron y los ataron, y allí estaba yo, tendido indefenso en el suelo. Las chicas entonces orinaron en un tubo de ensayo, el cual estaba conectado a un largo tubo que conduce a mi boca. Recibo beber su gloriosa orina, todo de ella!