Por qué no? Ella no tiene nada que perder y además, es dinero fácil! Así que se quita su ropa, revelando sus calzas verdes. Desliza sus pantaletes y los entrega a él. Él huele las manchas de pudor de su lona de la panty. Él la hace agacharse sobre un recipiente de vidrio donde ella puede orinar y cagar. Para la ronda dos, hace que se agache sobre una hoja de papel extendida para que pueda deshacerse de más cagadas. Después de haber deshilachado todo lo que tenía, envuelve las trozadas de heces y las entrega a él a cambio de una montaña de billetes.