Ahhhh, hombrecito, mirándote tan indefenso allá en el suelo a mis pies…donde pertenecen todos los hombres. Siento mi zapato justo encima de tu cara de perdedor y te ordeno lamer el fondo, luego te aplasto bajo mi pie! Una suerte merecida para todos los hombres. Sabía cuán amaban a ustedes, los pervertidos, los sucios bottoms de mis Converse–aquí tienes una vista cercana para ustedes!