Mi entrenamiento de esclava de Kat ha tenido éxito. Adoro ver a mis esclavas de inodoro al verlo atado y dejándolo solo y viendo qué hará. Esta vez me he sentado y he defecado y orinado para Kat y le he dejado. Ella bebió más de un litro de orina, se manchó con heces y comenzó a comer heces a su propia cuenta. Sabía que no podría resistir comer heces. Fue muy agradable verla sonriente, recogiendo heces y lamiéndolas de las manos. Ahora la fecalía es su pasión