Un pequeño tonto yacé indefenso y sumiso, a mis mercés–hago que implore que me aplique mi zapato de tacón sexy sobre sus testículos, y doblé mi calzado blanco y tritúre su pene… ¡Qué satisfacción sentir su gemido en el dolor! Me encanta la agonía causada por tales altas talas. Luego hago que se vuelva y lame los talones y la parte inferior de mis zapatos, y meta su nariz en la grietas de mi zapato y huele mi pie sucioso. Por ser un perdedor total, esto hace que su precum fluya en mi piso–que luego dejo que lame (y todo el suelo de la cocina, luego el baño al terminar). Y si me gusta lo que encuentro al volver a casa, será recompensado con lamer mi anus dirty!