Soy un baño humano esperando a mis amoas para alimentarme todos los días. Hoy, mi amo ha estado ausente, pero su amiga ha ido visitándome, ofreciéndome generosas ofrendas de turdas fecales todo el día. Ella es una mujer de cabello corto, quizás en su treintas, y simplemente amo cómo me muestra sus calzas sucias antes de abrir su gluteo. Su vagina era tan gruesa como su culo, que ocultaba un anus más succulento y apretado. Su anus era tan apretado que daba el sonido más débil de un pasado, pero que oloraba a lo más potente. Adoro las fartadas húmedas antes de que ella se hiciera una cara de mal humor y empujara duro, de repente abriendo su anus y liberando el contenido de adentro. Sus heces eran siempre húmedas como chocolate recién mezclado, en sausajes suaves que caían uniformemente en mi boca antes de que pudiera empezar a masticar.