El castigo sigue! Lo azotamos repetidamente con nuestras cañas desnudo. La infidelidad debe castigarse adecuadamente! Lo amontonamos los calcetines en su boca. Este fracasado cerdo no merece nada mejor. ¡Cómo hermosamente grita y sufre atado a ese árbol allá… ¡Eso nos spurrea para azotarlo aún más duro!