Missy Van Licks, Lady Lexi y yo envolvimos cuerpo entero del esclavo en aluminio. Como una pequeña larva, colgaba del árbol, no podía escapar y no podía gritar. Dejamos solo su feo culo descubierto para azotarlo con nuestras manos y palos. ¡Quán hermosas son las patrones que se forman en las mejillas de sus muslos! Estamos terminadas con él, pero no lo liberamos. Puede gritar por ayuda y esperar que alguien venga…