Compré una nueva silla y al encontrarla en su lugar en la casa, a quién encuentro apoyada contra ella? A mi esclavo! Está celoso. Quería que continuara usándolo como mi “descanso para el trasero”. Temía que pudiera ser reemplazado y olvidado. Sabía cómo animarlo … Me sentaré encima de su cara y nunca me levantaré de nuevo. Cambiaré de posición, lo ahogaré, hundiré mis pies en su cuerpo, aplastaré bajo mi peso. En resumen, también tendré una nueva silla, pero prefiero a mi esclavo-objeto…