Estoy en la tele con un querido amigo mío, sentada en mi trono y allí está él, en el suelo, mi almohadilla en la que colocar mis pies descalzos. Coloco mis pies sobre su cara, las rubo y en el mismo tiempo sigo hablando con mi amigo. Después de la llamada telefónica continuo a jugar con el teléfono mientras completamente ignoro a mi almohadilla, como si fuera realmente un objeto inanimado. Otra llamada telefónica, estoy planeando un aperitivo para mañana con estos dos amigos mios mientras mis pies descansan en su cara callada.