Soy una profesora de autodefensa y dominación del agresor. Hoy en día enseño a mi alumna diversos movimientos y técnicas para defenderse contra un posible ataque y posteriormente dominar a la víctima. Primero hago la demostración, luego ella repite la acción. Las golpes siempre tocan porque mi enseñanza es eficaz y perfecta, y nos excitan. Luego decidimos terminar con ese perdedor que se ha ofrecido para la lección, tanto como signo de dominación como para darle un sop. Alternamos entre un job de pie y un job de mano, mientras que nuestros pies nunca pueden faltar sobre su cara como signo de superioridad y sumisión además de poses de victoria. El hombrecito, sin embargo, está destruido después de haber tomado de dos mujeres, y no puede disfrutarlo. Yace en el suelo y se disculpa mientras nos flexionamos las musculaturas.