Estoy en el sofa descansando con mi compañero y quiero mostrarle mi nuevo perro. Dejo que entre, desnudo, a cuatro patas y con una jaula de castidad alrededor de su pequeño pene. Lo hago acostar para que nos podamos poner los pies encima y comienzo a humillarlo mostrándole a mi compañero, un hombre real que puede tenerme y tocarme, mientras soy una insignificante nada. Me doy a la boca y sobre él, insultándolo y al mismo tiempo masajear una verdadera vergüenza, el pene de mi hombre. Mi compañero y yo reír juntos de este gusano y su pequeño pene, incluso provoco un poco al acercarme a sentarme sobre su cara, pero luego explico que solo mi hombre puede tocarme y lamerme y así lo mando lejos y reírle.