Pasamos la noche bailando. Es tarde de noche, estamos cansados pero felices porque bailamos mucho. Salimos del disco al estacionamiento y ¿quién encontramos tendido en la rejilla? Nuestro esclavo esperándonos! Estuvo allí toda la noche y está un poco frío. Bienvenidos a calentarlo! Mandamos que lame nuestras suelas sucias y sucione nuestos talones, reímos de él, lo usamos como una bolsa de descanso, como un reposabrazos, como un alfombra y al final lo hacemos crawlear por la rejilla como una gusana mientras nos despedimos…