Así transcurrió
Cuando tuve una repentina necesidad de defecar. Era incontrolable. Comencé a tener un poco de heces en mi calzados y ordené al esclavo que se postrara inmediatamente en la tubería porque no podía aguantarlo más. Yo me colocé en la tubería y mi culo ya estaba sucio. Quité mis calzados y me salió la heces. No tenía tiempo de llegar a sus labios, y me hecí diarrea sobre su cuerpo y su pene. Hubo mucho. Él, a su iniciativa, esparció por encima y comenzó a masturbarse, muy excitado. Después, me he pisado en el coco y en su boca. Estaba a punto de recoger algunas heces con mi pie, pero me ocurrió dejarlo limpiar mi pequeña orina primero con su lengua. Cuando tomé algunas heces con mi gran Índice y le hice lamerlo, cumplió tanto que estalló de emoción por lo que estaba viviendo. Pero no me había dado permiso, y al escupirle lo informé que, como castigo, se quedaría aquí todo el día, en su sucio establecimiento de cerdo.