LADY SCARLET – REHEN DE NUESTRO TRAMPIEZA

Despues de una noche de aislamiento en la jaula regreso a mi esclavo junto a mi amiga Dula. Botas brillantes rojas para Dula y cuero negro para mí, ambas de muy alto y agudo talte, listas para penetrar la carne de este preso. En realidad, la jaula tiene una especial abertura en el techo para que nuestras piernas entren mientras sentados cómodamente en el borde: nuestras talas raspan y penetrar, dejando espacio ahora y entonces para algunos besos y lenguadas de adoración de un esclavo que parece estar en el equilibrio entre el dolor y la euforia. Disfrutamos de ambas su abdomen y su espalda, pero no olvidamos sus manos y lengua que colocamos después de que se apoyara en el borde de la jaula. Antes de irnos, un clásico juego de sadismo puro, una mano abierta en el suelo y nuestras talas pasando a través de sus dedos como una navaja… podremos evitarlas?

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