Yo y mi amiga, Dula, estamos por salir a una fiesta fetichista. Saludamos a la esclava que se siente cómoda en el sofá y que espera una tranquila noche sin órdenes a ejecutar. Pero al momento de salir, algo sucede. Ambas comienzan a tener descomfortes gastrointestinales. Podría ser lo que comimos antes? No podemos salir en este estado… Vamos a llamar a la esclava para que informe inmediatamente. Está disfrutando una sorpresa agradable…
Dula se deja caer al suelo y comienza por orinarle en la boca. Es mi turno, con orina y flatulencias. Dula de nuevo, esta vez defecando en su boca y para ayudarlo a ingerirla todo beberemos más de mi orina de la copa. Mis intestinos hacen ruidos extraños, mi estómago siente mucho y reímos. La gran heces que le haremos a él en varias ocasiones explicará el motivo de todos esos ruidos. La esclava no podrá ingerir todo lo que se le da debido a la abundancia, y luego nos dejaremos con su cabeza sumergida en la heces.
Vamos a salir. Cuando volvemos está todavía allí, tal y como lo dejamos! ¡Qué tonto era supuesto a limpiarlo! Ahora merece castigo. Escribimos nuestros nombres en su vientre con heces y la coloco en ese pequeño pene también. Ahora estamos satisfechas!