Te colocas en la misma situación de este esclavo, pues hoy verás directamente de tus ojos cómo mis piezas pueden ser dominantes, misericordiosas y castigarlo. Sí, porque este insolente hombre se colocó en mi cama en lugar del suelo, el único lugar que merece. Y así subo a la cama y después de un momento estoy encima de él, sobre su panza flácida y aún mejor sobre su cara. Prefero aplastar su cabeza, deformar su rostro, golpearlo con patadas y trampas hasta que aprenda su lección. Tú también sentirás la fuerza de mis piezas golpeando su cara, como si fuera la tuya, admirarás a mí desde abajo en todo mi poder al elevarme con toda mi peso para castigar este ser inútil.