Fue una semana normal. Y estas eran las tareas habituales del esclavo. Esta vez las mujeres decidieron regalarle a él con sus babaes (Habían acumulado mucha baba en sus bocas antes!). Cada una de ellas le esparció su baba en la boca del esclavo con placer. Y él la ingirió cada gotita. Después, el esclavo tomó su deber principal – servir a las mujeres como baño. En esta ocasión, Yaná y Cristina lo hicieron su mejor esfuerzo. Yaná le cubrió el rostro con su fetidísima diarrea. Y Cristina le dio varios grandes chorizos. Liza y Amina le dieron menos, pero su cago era muy malo.