Mistresas Victoria y Christina me suelen someter a diversos tests físicos. Así que esta vez decidieron volver a probar mis capacidades físicas. Recibí una cantidad enorme de golpes en la cara, y tuve que decir gracias por cada golpe. Además, esto se hizo a manos de la Mistresa mojada, lo que hacía los golpes en la cara más dolorosos. Pero lo más importante estaba por venir. Tuve que servir a las mujeres como inodoro, pero tuve que comer su merda rápidamente. Tuve que comer rápido, porque las mujeres apretaban su merda con sus caderas. Mi boca y nariz estaban cubiertos de merda, y no pude respirar hasta que esa masa de chocolate me fue ingerida. Sentí el olor de las heces femeninas en forma concentrada, y fue excitante. Logré superar esta tarea difícil. Dos grandes porciones de fragante heces femeninas fueron enviadas a mi estómago. Las mujeres estaban contentas de estar finalmente aliviadas. Las Mistreses se fueron, y quedé con pensamientos de qué otros ensayos me enfrentaría en el futuro.