Soy el esclavo permanentemente de la inodora Señora Karina. Desde entonces, ocasiones en que tengo que abandonar mis negocios importantes y acudir a ella debido a su deseo de depositar una merda en la boca de un hombre. Ella no se preocupa en lo menos por mis cosas importantes. No debo enojarla y debo seguir sus caprichos. Karina disfruta mucho y deliciosa comida, mientras que se mantiene una mujer delgada. Con ello, siempre popea en grandes cantidades de merda. Realmente me gusta a la Señora Karina, me gusta el sabor y el olor de su merda y me gusta que popea mucho y me alimenta hasta lleno. Karina ama sorprender y a veces invita a sus amigas a reuniones. Algunas de ellas solo quieren mirar y probar a comer merda de un esclavo al menos una vez. Las otras partes de las mujeres usan mi boca más que una sola vez. Cada vez, una nueva mujer me hace temer y ansiar. ¿Le gustará a ella? ¿Seré capaz de comer su merda? ¿Qué pasa si ella resulta fea y me hace comer su merda? Hoy en día no fue una excepción, y Karina invitó a su amiga a una reunión en su casa de campo. Su nombre es Alina. Suspiré con alivio, porque Alina resultó ser una mujer lo suficientemente bonita. Y comer merda de mujeres bonitas no me presenta problemas. Sin embargo, en esta ocasión no tuve la oportunidad de saborear las heces de Alina. La mujer no estaba mentalmente lista para ello. Sin embargo, no me quedé sin recompensa en este tiempo. La Señora Karina me dio merda en la boca tanto para ella como para Alina. ¡Dios mío! ¿Cuánta merda había dado! La primera porción llenó por completo mi boca y formó una colina. La segunda porción era más suave y menor. La tercera porción (postre) estaba en forma de varias judías. Este es un récord! Nunca antes la Señora Karina ha dado tantas heces. Yo nunca he tomado tantas heces de una mujer en un solo tiempo.