Mi hermosa esclava Maya está cubierta de heces. La hecesa ya se había secado y cubría su cuerpo y cara. Entrando a la baño, Maya se relajó con placer y comenzó a orinar. Fuertes jets poderosos salieron de su vagina, parecía que había sufrido durante mucho tiempo. Tomando una toalla de baño y espolvoreando jabón líquido sobre ella, empezó a librarse con placer. ¡Rubáyame, Señora! solicitó. Y yo le daba espuma gruesa con placer oculto. Me gusta lavar a mis esclavas