Le pido que se lave, y ella no quiere hacer nada. La solo logré llevar a la baño. Pero se postró delante del inodoro y se le permite lamerlo y besarlo, confesándole su amor. Tuve que llamar a mi esposo esclavo para que la metiera en la fuente de baño y la lave del fecal, actuando como supervisor. Así también rechinaba, le dije: ¡Lava tu cara del fecal! Y ella respondió: ¡Voy a irme de casa con cara de fecal! Nada es una putita de inodoro, y habrá fiesta en mi calle. Alguna manera me haré colocar una máscara llena de fecales dentro y enviarla a casa con ella, veremos a qué se reírá en este caso