Mi esclavo está recostado en la jaula y está a punto de recibir una castigo que sin embargo también puede ser un regalo en algún aspecto, yo usaré un vestido rojo de gala y mis Louboutin SoKates, tendrá que quedarse quieto y me haré perder el aire con mi trasero, usaré mi trasero para sentarme encima, lo animaré a inspirarme en mis flatulencias de las que ocasionalmente le dirijo directamente a su cara.
No le podrá rogar misericordia, y la única forma en que podrá sacarme de allí será clapear su mano para que sé que no puede aguantarlo más.
Risearé sobre él mientras recibe este castigo divino y lo humillaré con palabras, como solo una diosa lo puede hacer con su esclavo humilde.